Los efectos del cigarro se
reflejan en una serie de enfermedades entre las cuales se destacan las
siguientes:
Cáncer de pulmón: El riesgo
de desarrollar cáncer de pulmón es 5 a 20 veces mayor en los fumadores que
entre quienes no fuman. De 80% a 85% de las muertes por cáncer de pulmón tienen
como causa fumar cigarro, cifras que son muy significantes si se tiene en
cuenta que el cáncer de pulmón es responsable de 25% de las muertes por cáncer
en general, y de 5% de las muertes por todo tipo de causas.
Cáncer de laringe: Existe
una fuerte asociación entre el cáncer de laringe y el consumo de cigarro; hasta
84% de los casos en hombres se pueden atribuir al hábito de fumar.
Cáncer de esófago: Entre 75% y 78% de los casos de cáncer de esófago se deben a fumar. Hay una clara relación entre la dosis de cigarro y la mortalidad relacionada con este tipo de cáncer.
Cáncer de esófago: Entre 75% y 78% de los casos de cáncer de esófago se deben a fumar. Hay una clara relación entre la dosis de cigarro y la mortalidad relacionada con este tipo de cáncer.
Cáncer de vejiga: La proporción de casos de cáncer de vejiga que es consecuencia de fumar varía entre 40% y 60% para hombres y 25% a 35% para mujeres.
Otros tipos de cáncer: Se
han relacionado con el hábito de fumar, aunque en menor proporción que los ya
mencionados, los cánceres de boca, páncreas, estómago y cuello del útero.
Enfermedad coronaria: Hace referencia a la obstrucción de los vasos sanguíneos del corazón y se traduce en problemas serios como la angina de pecho o infartos del corazón. Se calcula que 30% a 40% de las muertes por enfermedad coronaria dependen de fumar cigarro, y así este hábito se convierte en el principal factor de riesgo modificable para esta enfermedad. Existe una franca relación entre la dosis (edad en que se empezó a fumar, número de cigarros al día, tiempo de exposición y profundidad de la inhalación) y el riesgo de muerte por esta enfermedad. Además, la exposición al cigarro aumenta los efectos nocivos que sobre la enfermedad ejercen otros factores como la diabetes y el exceso de colesterol sanguíneo.
Enfermedad cerebro-vascular: El
fumador tiene el doble de posibilidades de presentar un accidente
cerebro-vascular; este riesgo es mayor en el grupo de fumadores jóvenes. En las
mujeres fumadoras que utilizan anticonceptivos orales la posibilidad de
presentar cuadros trombo-embólicos (desprendimiento de coágulos sanguíneos
hacia ciertos órganos vitales del cuerpo) y hemorragia subaracnoidea, aumenta
hasta 20 veces.
Enfermedad oclusiva arterial
periférica: Esta enfermedad consiste en la oclusión progresiva de un vaso
sanguíneo, con mayor frecuencia en las piernas, y puede llevar a la suspensión
del flujo circulatorio a esa zona y la pérdida de la extremidad. Fumar cigarros
es el principal factor que predispone a esta dolencia. Si el paciente tiene
además diabetes, la oclusión del vaso se puede presentar mucho más temprano y
ser más severa.
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Úlcera péptica: Existe mayor
riesgo de desarrollarla en el fumador, también se retarda la curación y se
aumenta la posibilidad de recaídas de la enfermedad.
Efectos sobre el embarazo: Hay
una clara relación entre fumar cigarros y hechos como retardo del crecimiento
intrauterino, aborto espontáneo, prematurez, muerte fetal y neonatal,
alteraciones en el desarrollo físico y mental del infante y muerte súbita en la
infancia. Además, hay una relación entre la cantidad de cigarros fumados y la
posibilidad de la presencia de desprendimiento de la placenta y ruptura
prematura prolongada de membranas.
Riesgos para el fumador pasivo: Los
hijos de padres fumadores tienen mayor frecuencia de síntomas y enfermedades
respiratorias como bronquitis, neumonías y asma. En los adultos la exposición
involuntaria se relaciona con síntomas como irritación ocular, secreción de
moco nasal, dolor de cabeza y tos. En las personas alérgicas la exposición al
humo de cigarro desencadena o empeora los síntomas de la enfermedad. El
contacto crónico disminuye en forma importante la función de las vías
respiratorias pequeñas. Además, el fumador pasivo tiene probabilidad una y
media veces mayor de presentar cáncer pulmonar que la persona que no se expone
al humo.
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