Los carcinógenos son los
componentes del humo del tabaco relacionados con la aparición de los diversos
cánceres asociados al hábito tabáquico e incluyen un gran número de sustancias
contenidas básicamente en fase de partículas, y más concretamente en el alquitrán.
Del grupo de sustancias con
actividad carcinogénica contenidas en el humo del tabaco, las mejor estudiadas
son los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), el
formaldehido-acetaldehido, las nitrosaminas, los elementos radioactivos, el
arsénico, los aditivos y contaminantes, y un grupo residual muy heterogéneo.
Los HAP constituyen un grupo muy amplio de compuestos, sin duda el más
directamente implicado ha sido el 3-4 benzopireno, tras los numerosos estudios
experimentales llevados a cabo. Las nitrosaminas, tanto las volátiles como las
no volátiles poseen una actividad carcinogénica reconocida.
En cuanto a los elementos
radioactivos del tabaco, son muy numerosos, destacando especialmente el radio,
torio, plomo-210, polonio-210, carbono-14 y potasio-40. Finalmente por lo que
se refiere a los aditivos y contaminantes implicados, los mas importantes son
los nitratos, insecticidas, humidificantes y modificadores del gusto.
En general se acepta que no suele
haber nunca una única sustancia responsable del efecto carcinogénico, sino que
son diversas las que actúan a través de distintos mecanismos fisiopatológicos.
Todavía, desafortunadamente, no es enteramente posible identificar quiénes son
los fumadores con mayor riesgo para desarrollar cáncer de pulmón.
Sin embargo es probable que el
efecto del tabaco sea favorecido por factores dependientes del propio individuo
y factores medioambientales. Lo que está claro es que mientras más tiempo haya
estado fumando una persona, y mientras más paquetes de cigarrillos fume el día,
mayor será el riesgo de padecer cáncer de pulmón.
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